Por Maresia Díaz
Ya estamos enterados de que el uso de las redes sociales tiene implicaciones psicológicas e, incluso, fisiológicas. Por ejemplo, que un video se vuelva meme depende del impacto psicológico y fisiológico que provoca en los usuarios.
Ya estamos enterados de que el uso de las redes sociales tiene implicaciones psicológicas e, incluso, fisiológicas. Por ejemplo, que un video se vuelva meme depende del impacto psicológico y fisiológico que provoca en los usuarios.
Un estudio reciente elaborado por científicos de Milán y M.I.T. demuestra lo que el uso de Facebook provoca en sus usuarios y nos dan una respuesta a por qué es tan disfrutable su visita a la red social. Lo que provoca es la sensación de creerse en un momento de flujo lleno de inspiración y de gran contenido cuando la verdad es que no es así ya que participar en Facebook significa, en su mayoría, compartir con quién estás y en dónde o qué tan bueno es tu platillo.
Está claro que Facebook resulta enajenante pero ahora sabemos que, aunque participar en Facebook no significa precisamente que la actividad que se lleva a cabo sea la más enriquecedora o en la que dejamos lo sustanciosos que podemos ser. Entonces, se provoca un estado en el que lo que se siente no es lo que realmente sucede, es decir, esa sensación de que todo fluye con inspiración no se queda plasmada en un status en donde lo que se escribe es "el emparedado de jamón serrano es delicioso", porque seguros estamos de que eso no es todo, ni lo más interesante que tenemos que decir aunque nos despierte esa exquisita sensación.