Por Maresia Díaz
La Northwestern University Feinberg School of Medicine, desde hace tiempo, desarrolla tecnologías digitales para patologías psicológicas, especialmente, depresión y los trastornos del humor.
La Northwestern University Feinberg School of Medicine, desde hace tiempo, desarrolla tecnologías digitales para patologías psicológicas, especialmente, depresión y los trastornos del humor.
Particularmente, y despertando opiniones que se contraponen, han estado desarrollando un teléfono móvil que detecta cuando sus usuarios están en depresión y ayuda al usuario alentándolo a hacer llamadas, por ejemplo. El dispositivo móvil se llama “Mobylize!” y es capaz de interpretar el contexto social en el que te encuentras, en dónde estás y cuál es el humor que cargas en ese momento.
El teléfono funciona aprendiendo el estilo de vida de cada persona, sabe cuando estás hablando con alguien, a quién llamas, los mails y los mensajes de texto que recibes. De esta manera detecta si estás en un ambiente aislado, por otro lado, usa un acelerómetro que, claro, detecta que tan activo estás. Si el teléfono -que sería algo así como tu nuevo mejor amigo sin demostrarte emociones ni decirte “te quiero”- detecta que algo va mal, es decir, que estás aislado y una actividad baja, comenzará a enviarte “consejos” para decirte que salgas con tus amigos o simplemente les hables por teléfono.
Suena extraño, desde luego, aunque, hay que aceptarlo, es un desarrollo tecnológico que, si funciona como los estudios dicen, generaría un nuevo sistema de tratamiento psicológico.
Al mismo tiempo, y también hay que aceptarlo, la idea de cambiar a tu terapeuta por un teléfono celular es aterradora. Cambiar lo real por lo digital, las emociones y todas las implicaciones que lleva consigo una conversación, no es necesariamente una gran idea para “curar” la depresión. Pero, específicamente, esa no es la mera intención del desarrollo de esta herramienta, es más bien de prevenir una posible depresión utilizando, como ya está escrito unas líneas arriba, las “sugerencias” para que llames a tu contactos frecuentes aunque, tomémoslo en cuenta, estar aislado y tranquilo no significa necesariamente que estés deprimido.
Lo increíble, sin dudarlo, es la capacidad de un dispositivo de aprender cuál es tu estilo de vida y de entender en qué contexto y con qué humor te encuentras y a partir de ello interpretarte y conocerte hasta el punto de, repito, prevenirte de una depresión.
El teléfono sigue en desarrollo pero, efectivamente, en los estudios realizados se han arrojado resultados que indican la disminución de signos de depresión.
Eso es lo que hay que aplaudir, un mecanismo desarrollado a partir de nuevas tecnologías que apoyan a la prevención de desórdenes del humor y no referirnos a la sustitución de estas tecnologías por un tratamiento, digámoslo, real, de acercamientos personales distintos que tendrían otros resultados en las personas.